viernes, 16 de febrero de 2018

Aceite de palma y ácido palmítico en la alimentación infantil

El aceite de palma es un aceite vegetal rico en grasas saturadas, principalmente ácido palmítico, empleado frecuentemente en alimentación.


Se trata del aceite vegetal más usado en el mundo, pero ¿por qué?

Porque...
  • Es un aceite que no procede de cultivos transgénicos.
  • En su forma refinada no aporta sabor.
  • Es muy estable, por lo tanto no se enrancia ni oxida fácilmente.
  • Al elevar la temperatura mantiene bien sus propiedades organolépticas.
  • Posee un alto rendimiento: produce diez veces más aceite por unidad de área que otras cosechas de semillas oleosas.
  • Posee un precio no elevado
Existe una recomendación de limitar el consumo de grasas saturadas debido a sus potenciales efectos perjudiciales para la salud, sobre todo en relación a las enfermedades cardiovasculares y a la obesidad.

Se trata de una recomendación general de limitar el consumo de grasas saturadas dentro del contexto de una dieta equilibrada, no expresamente del aceite de palma o ácido palmítico.

La recomendación de consumo de grasas en mayores de dos años es que el consumo total sea inferior al 30% del aporte calórico total, de las cuales las grasas saturadas deben suponer menos del 10%.

Pero entonces, ¿por qué nos encontramos ante esta reciente preocupación por el aceite de palma?

La alerta de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) hacía referencia no tanto a las características nutricionales del aceite de palma, sino a los contaminantes generados en el proceso de refinamiento.

¿Por qué ahora vemos aceite de palma en muchos etiquetados y antes no en tantos? ¿Antes no llevaban?



¡No! Desde la modificación europea sobre el etiquetado (año 2014), en la descripción de los componentes debe constar su procedencia. Es decir, cuando leamos en el etiquetado componentes como "aceites vegetales" o "grasas vegetales", debe indicar el origen específico del vegetal.

Es verdad que se está trabajando en una reformulación o mejora de los alimentos, que contempla el empleo de aceites con un perfil nutricional más saludable. Sin embargo, es necesario demostrar que las alternativas que se propongan sean seguras para la salud y efectivas desde el punto de vista de garantizar las características organolépticas de los alimentos, cosa que hasta la fecha no ha sido conseguido.

Y, ¿qué ocurre en la alimentación infantil?

Así como las necesidades energéticas del adulto deben ser inferiores al 30%, las necesidades energéticas del lactante y niño son elevadas. La grasa constituye aproximadamente el 50% del contenido energético de la leche materna y de las fórmulas infantiles.

No está indicada la restricción del consumo de grasas en estas edades, de hecho el empleo de dietas pobres en grasas se asocia con efectos negativos sobre el crecimiento y el desarrollo a largo plazo.  

El ácido palmítico es el ácido graso más abundante en el organismo y además de producir energía, tiene otras funciones como son la capacidad de unirse a determinadas proteínas que son necesarias para algunas funciones del sistema nervioso, la formación del surfactante pulmonar y garantizar la unión celular.

Las fórmulas infantiles, tienen un contenido en ácido palmítico en cantidades similares a las de la leche materna.
De todos los ácidos grasos saturados de la leche materna, el ácido palmítico es el más abundante, constituye entre el 20-25% de los ácidos grasos de la leche.


Pero, realmente ¿qué dice la legislación española sobre el contenido graso de las fórmulas infantiles?

Además de señalar los límites en el contenido total de grasas sólo señala que:
  • Queda prohibido el uso de aceite de sésamo y aceite de algodón.
  • El contenido de ácidos grasos trans no debe ser superior al 3% del contenido total de materia grasa.
  • El contenido de ácido erúdico no debe ser superior al 1% del contenido total en materia grasa.
  • No hace ninguna referencia expresa al contenido de ácido palmítico.
Por lo tanto, debemos recalcar que todas las fórmulas infantiles disponibles en el mercado español cumplen rigurosamente la legislación.  



Como resumen, cabe destacar los siguientes puntos:
  1. La recomendación del consumo de grasas es diferente para los niños menores de 2 años y para los mayores de edad y adultos.
  2. En menores de 2 años el consumo de ácido palmítico es importante, ya que su contenido en el organismo es elevado y tiene funciones específicas. Debido a ello está presente en las fórmulas infantiles y en otros alimentos infantiles. Es un ingrediente imprescindible. El aceite de palma es una fuente importante de ácido palmítico. 
  3. En niños mayores y adultos se recomienda controlar la cantidad y la calidad de la grasa consumida. Es cierto que el aceite de palma lo podemos encontrar en muchos productos manufacturados de consumo habitual debido a sus características organolépticas. La recomendación de consumo se encuadra dentro del total de grasas saturadas, tenido en cuenta sus potenciales efectos negativos sobre la salud cardiovascular.   
Fuente bibliográfica: Comunicado conjunto del Comité de Nutrición de la AEP y la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica. 

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